La
libertad de ser uno mismo
En una
sociedad donde imperan los juicios de valor es importante la autenticidad. Hay
que conocerse bien y no tener miedo a indagar en nuestro interior
En los
años que llevo acompañando a la gente en su desarrollo personal, observo que
hay ciertas preguntas que nos planteamos prácticamente todos en algún momento
de nuestra vida y que prevalecen desde la Antigüedad. Tendemos a darle vueltas
a cuestiones del tipo ¿quién soy yo realmente? o ¿cómo puedo llegar a ser yo
mismo? Hay una tendencia a martirizarse, a funcionar bajo unas creencias que
nos bloquean y estresan ante el cambio y la incertidumbre. Las personas se
orientan a menudo por lo que creen que deberían ser y no por lo que son en
realidad. Se vive demasiado condicionado por los juicios de la gente y se trata
de pensar, sentir y comportarse de la manera en que los demás creen que debe
hacerlo. Es como si quisiéramos ser quienes no somos.
Occidente
ha creado una sociedad competitiva en la que aspiramos al éxito y la
excelencia, y no se lleva bien el fracaso. Desde la infancia aprendemos juegos
de competición y somos considerados por otros como hábiles o torpes, buenos o
malos. En el colegio nos juzgan los profesores y compañeros de clase. Sentimos
la presión de tener que ser el número uno en nuestra promoción, en el deporte,
en definitiva, en nuestro ámbito. En vez de disfrutar de cada etapa, nos centramos
en procurar ganar para alcanzar el primer puesto en todo, y esto va
configurando la identidad de cada uno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario